Nicaragua, con su belleza natural y accesibilidad desde Cuba a través de nueve vuelos diarios, se ha convertido en el destino favorito de los cubanos en los últimos años, según destaca la revista digital «Dimensión Turística». El artículo describe la gastronomía, los lugares de interés y la riqueza cultural del país centroamericano, lo que ha contribuido a su creciente popularidad entre los viajeros cubanos.
Sin embargo, detrás de este atractivo turístico se encuentra una realidad más compleja. El artículo de la revista también aborda la dura situación que enfrentan los cubanos que eligen Nicaragua como punto de partida para su travesía hacia Estados Unidos.
Cuba enfrenta una crisis económica y social significativa, con una tasa de cambio informal de mas de 250 pesos por dólar, largas colas para obtener productos básicos y altos precios de la gasolina. Esta difícil situación ha llevado a muchos cubanos a buscar mejores oportunidades en el extranjero.
En este contexto, la prensa mexicana ha informado que miles de cubanos han llegado a Tapachula, México, en las últimas semanas y se han quedado varados mientras esperan continuar su camino hacia Estados Unidos. Más de 20,000 migrantes cubanos se encuentran en esta ciudad, realizando trámites con la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), el Instituto Nacional de Migración (INM) y la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE. UU. (CBP).
El 22 de noviembre de 2021, Daniel Ortega abrió las puertas de Nicaragua a los cubanos, permitiéndoles ingresar sin visa. Lo que parecía una oportunidad para aliviar la presión en Cuba, afectada por las protestas y la represión policial, se ha convertido en una estampida hacia la libertad. Decenas de miles de cubanos han cruzado la frontera entre México y Estados Unidos, buscando un nuevo comienzo, dejando atrás sus hogares, familias y su historia.
El desarraigo físico es evidente, pero el emocional también es abrumador. Los cubanos enfrentan un trato denigrante desde el momento en que abordan el avión y les retiran sus pasaportes. A su llegada a Centroamérica, están a merced de traficantes conocidos como «coyotes», quienes frente a las autoridades migratorias solo pueden ofrecer sobornos, pero ninguna seguridad.
Los testimonios son desgarradores: viajes en condiciones infrahumanas, maltrato por parte de policías y pandilleros, accidentes fatales y peligros constantes en los tramos que van desde Managua hasta la frontera estadounidense, pasando por Honduras, Guatemala y México. Los cubanos se entregan en la frontera y apelan a la Ley de Ajuste Cubano, que les permite reunirse con sus familiares en EE. UU. después de varios días de detención y comenzar una nueva vida.
La mayoría de los viajeros dejó a sus seres queridos en Cuba, quienes también buscan formas de llegar a territorio estadounidense o dependen de las remesas de sus familiares en «el Norte». Sin embargo, se ha comenzado a organizar un posible deshielo entre Washington y La Habana que podría limitar el flujo migratorio, incluyendo la deportación de cubanos que crucen la frontera por México.
Más de 200,000 cubanos han llegado a EE. UU. por tierra, cumpliendo con la humorística promesa de «ver los volcanes» que les hizo Daniel Ortega. A pesar de los desafíos y peligros en el camino, su búsqueda de libertad y un futuro mejor continúa marcando la historia de esta diáspora cubana.