El 9 de agosto de 1988, el mundo del entretenimiento perdió a uno de sus grandes talentos cómicos: «Don Ramón», nombre artístico de Ramón Valdez. Nacido el 2 de septiembre de 1923 en Ciudad de México, Valdez dejó una huella imborrable en la historia del humor en México y más allá.
Desde temprana edad, Ramón Valdez demostró su inclinación por el arte y el entretenimiento. Acompañando a su hermano mayor, el actor Germán Valdés (conocido como «Tin-Tan»), Valdez comenzó a explorar el mundo de la actuación y el cine. Durante la época de oro del cine mexicano, compartió pantalla con figuras icónicas como Cantinflas y Pedro Infante en más de 50 películas de diversos géneros.
Sin embargo, el papel que lo catapultó a la fama mundial fue «Don Ramón» en la popular serie de televisión «El Chavo del 8». Antes de su icónico personaje, Valdez ya había colaborado con Roberto Gómez Bolaños (conocido como «Chespirito») en programas como «Los Supergenios de la Mesa Cuadrada». Fue en «El Chavo del 8» donde dio vida al inolvidable «Don Ramón», un vago de buen corazón que conquistó el cariño del público.
Su partida del programa en 1978, junto con otros cambios en el elenco, marcó un hito en su carrera. Sin embargo, continuó haciendo apariciones esporádicas y mantuvo su presencia en el mundo del entretenimiento. Además, emprendió la creación de un circo que recorrió toda América, llevando su humor a diferentes rincones.
La vida de Ramón Valdez estuvo marcada por su lucha contra el cáncer de estómago, una batalla que enfrentó con valentía. A pesar de su deteriorada salud, se mantuvo acompañado por dos de sus grandes amigos y ex compañeros de elenco: Angelines Fernández (La bruja del 71) y Rubén Aguirre (Profesor Jirafales).
El 9 de agosto de 1988, en su casa en Ciudad de México, «Don Ramón» dejó este mundo, pero su legado perdura. Su capacidad para arrancar sonrisas y alegrar corazones lo convirtió en un paladín del humor y un ícono querido por generaciones. A través de sus personajes, su carisma y su talento, Ramón Valdez sigue vivo en la memoria y el corazón de todos aquellos que disfrutaron de su inigualable humor.