Desde tiempos ancestrales, los tatuajes han sido utilizados en diversas culturas alrededor del mundo
Cuerpos momificados, obras de arte y registros arqueológicos dan cuenta de su presencia desde el período Neolítico. Dependiendo de la comunidad, las personas plasmaban diseños en su piel como parte de rituales, expresión estética, manifestación de identidad, protección, curación o incluso castigo.
Al día de hoy, esta práctica ha perdurado y se ha convertido en una forma de expresión puramente estética. En algunas ocasiones, los tatuajes simbolizan el amor y la unión, tanto entre parejas como entre miembros de una familia, incluso entre abuelos y nietos.
Además, esta técnica resulta útil para cubrir cicatrices y simular el pezón en la reconstrucción mamaria tras un cáncer de mama. Sin embargo,¿qué tan inocuo es para nuestro organismo marcar permanentemente la piel con tinta? Aunque existen métodos para eliminar tatuajes en la actualidad, su tratamiento es largo, doloroso y costoso.
¿Qué sucede en la piel cuando se realiza un tatuaje?
Consiste en la introducción de pigmentos en la capa superior de la dermis, lo cual implica la creación de pequeñas heridas permanentes. La doctora Juliet Morrison, experta en virología de la Universidad de California, explica que «la piel es la primera línea de defensa del sistema inmunológico y está equipada con células defensivas de acción rápida que entran en acción cuando se produce una violación». Estas células tienen como objetivo detectar cualquier elemento extraño y destruirlo para iniciar el proceso de curación.
Generalmente, esta misión es exitosa y permite que las quemaduras sanen, las cicatrices se desvanezcan y las costras desaparezcan. Sin embargo, en el caso de los tatuajes, las partículas de pigmento son voluminosas y difíciles de degradar para las enzimas de las células inmunitarias. Cuando las tintas son «ingeridas» por células inmunes como los macrófagos que residen en la piel, cuya función es devorar patógenos, desechos celulares y otros desechos, las partículas de pigmento se convierten en algo parecido a un chicle microscópico. Estas partículas se alojan en los macrófagos y se resisten a descomponerse.Cuando la tinta se hace visible en la superficie del cuerpo, no solo se mezcla entre las células de la piel, sino que también revela la incapacidad de los macrófagos para degradarla.
La doctora Hebe Casado, especialista en Clínica Médica e Inmunología, explica que cuando se produce un estímulo repetido en la piel, el sistema inmunológico se «distrae». Este fenómeno hace que pierda fuerza en otras áreas, ya que la introducción de una aguja con pigmento se considera un cuerpo extraño que el sistema inmunológico intentará eliminar.
Según Casado, los pigmentos son demasiado grandes para ser fagocitados por las células inmunitarias debido al tamaño de las moléculas del pigmento. Esto provoca una reacción inflamatoria alrededor del tatuaje, pero el sistema inmunológico no logra degradarlo. Sin embargo, destaca que el sistema de alerta ha sido activado.
Esta estimulación constante, presente en personas que se tatúan con frecuencia, puede distraer de manera permanente a las células inmunitarias y disminuir su respuesta ante futuras infecciones, bacterias o virus. Así lo considera Casado, mientras que la profesora de Inmunología de la Universidad Complutense de Madrid, Narcisa Martínez Quiles, explica que las agujas utilizadas en los tatuajes producen heridas y la respuesta del sistema inmunológico se enfoca principalmente en la inmunidad tipo 2, que desempeña un papel importante en la reparación. Esta forma de respuesta inmunológica se especializa en protegernos contra gusanos y en eliminar y neutralizar agentes tóxicos, como los venenos de picaduras de avispas o serpientes. Es la inmunidad que, cuando se desequilibra, puede provocar alergias comunes.
Una vez que el tatuaje ha cicatrizado, se forma una barrera de contención y la reacción inflamatoria se detiene. Sin embargo, si una persona continúa tatuándose de manera frecuente, esta estimulación constante puede tener algún efecto a largo plazo, aunque hasta el momento no existen investigaciones serias ni metanálisis al respecto. La doctora Casado destaca que se han observado reacciones a determinados metales o componentes de la tinta al entrar en contacto con la piel, pero no son muy frecuentes.
¿Cómo afectan los pigmentos al organismo?
En el año 2022, investigadores de la Universidad de Grenoble Alpes y del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia llevaron a cabo un estudio sobre el efecto de distintos pigmentos de cobalto y zinc utilizados en tatuajes en los macrófagos. En sus conclusiones, destacaron que «los pigmentos analizados parecen tener un efecto proinflamatorio intrínseco moderado, el cual puede perdurar a lo largo del tiempo».
Además, estos especialistas resaltaron la importancia de los mecanismos de defensa del cuerpo, ya que los macrófagos que han absorbido pigmentos a base de cobalto o zinc muestran una capacidad disminuida para combatir una infección bacteriana, como una infección en la piel. La capacidad fagocítica de los macrófagos y su respuesta a estímulos inflamatorios disminuyen y este efecto es persistente. Por lo tanto, surge la duda sobre la seguridad de las tintas utilizadas en los tatuajes cuando contienen microobjetos de cobalto o zinc. Existe la legítima preocupación de que estos puedan generar alteraciones locales o generalizadas en la regulación del sistema inmunológico y debilitar los mecanismos de defensa del organismo contra patógenos bacterianos, así como su capacidad para reconocer células cancerosas. Además, también se plantea la sospecha de posibles alteraciones en la regeneración de tejidos.
Estos resultados, según los autores, proporcionan una explicación sobre las alteraciones de ciertos mecanismos moleculares y celulares asociados con la aparición de enfermedades cutáneas crónicas en pacientes tatuados.