En la década de 1980, la televisión cubana dejó una huella imborrable en miles de hogares al transmitir la telenovela mexicana «Gotita de Gente». Esta conmovedora historia, producida por Valentín Pimstein para Televisa en 1978, logró tocar los corazones de los espectadores cubanos y se convirtió en un fenómeno televisivo que perdura en la memoria de quienes la disfrutaron.
«Gotita de Gente» cuenta la historia de Ana María, una niña que es arrebatada de los brazos de su madre poco después de nacer y llevada a un orfanato en San Juan del Río. La trama se centra en el deseo de Ana María de tener una familia y un hogar propio, a pesar de los desafíos que enfrenta.
Esta telenovela mexicana, una adaptación de la obra brasileña «Pingo de Gente» original de Raimundo Lopes y adaptada por Luis Reyes de la Maza, fue transmitida en Cuba por Cubavisión en horario nocturno. A pesar de su horario tardío, «Gotita de Gente» cautivó a un público diverso, incluyendo a muchos niños, que se conmovieron con la historia de Ana María y sus anhelos de amor y pertenencia.
La trama se desarrolla cuando Ana María, cansada de los malos tratos en el orfanato, se escapa y llega a Ciudad de México, donde encuentra refugio en la vecindad de Juan Bautista Martínez. Este joven la acoge en su departamento y, a pesar de que al principio niega ser su padre, termina cediendo a la presión de los vecinos y acepta la responsabilidad de cuidarla. A medida que pasa el tiempo, surge un profundo lazo entre ambos.
Sin embargo, la trama se complica cuando Sofía, una vecina enamorada de Juan, alerta a una trabajadora social sobre la situación. Lo que ninguno de los personajes sabe en ese momento es que Martha, la trabajadora social y verdadera madre de Ana María, es quien está a cargo del caso. A medida que avanza la historia, se desvelan los lazos familiares y afectivos que unen a estos personajes en una trama llena de emociones y luchas legales por la custodia de la niña.
«Gotita de Gente» no solo es una telenovela que tocó los corazones de los cubanos en los años 80, sino que también resalta el talento de la televisión mexicana para crear historias emotivas y cautivadoras. Esta obra, que mezcla drama, amor y lucha por la familia, continúa siendo recordada como una de las telenovelas más emblemáticas de su tiempo y una parte importante de la cultura televisiva de Cuba.